En el último discurso a los jóvenes fuera de Roma que Juan Pablo II diera en vida, nos dijo que en momentos de escándalos y dificultades, la Iglesia "tiene más necesidad todavía de jóvenes santos".
...No se desalienten por las culpas y las faltas de algunos de sus hijos- dijo hablando de la Iglesia reconociendo el daño provocado por algunos sacerdotes y religiosos a personas jóvenes o frágiles: "nos llena a todos de un profundo sentido de tristeza y vergüenza", pero añadió que pusiéramos nuestra atención "en la gran mayoría de sacerdotes y religiosos generosamente comprometidos con el único deseo de servir y hacer el bien".
"Si en lo profundo de sus corazón sienten el resonar de la llamada al sacerdocio o a la vida consagrada, no tengan miedo de seguir a Cristo en el camino de la Cruz -alentó-. En los momentos difíciles de la historia de la Iglesia, el deber de la santidad se hace todavía más urgente. Y la santidad no es una cuestión de edad".
Feliz por el espectáculo de color y alegría que veían sus ojos, valoró la juventud de los presentes y sostuvo que "el Papa está viejo y cansado", a lo que la multitud respondió, a modo de improvisado diálogo, con un grito insistente: "El Papa es joven, el Papa es joven".
Sin embargo, los interrumpió para aclarar: "El Papa todavía se identifica con sus expectativas y con sus esperanzas. Si bien he vivido entre muchas tinieblas, bajo duros regímenes totalitarios, he visto lo suficiente como para convencerme de manera inquebrantable de que ninguna dificultad, ningún miedo es tan grande como para poder sofocar completamente la esperanza que palpita siempre en el corazón de los jóvenes".
"¡No dejen que muera esa esperanza! -exclamó- ¡Arriesguen su vida por ella! Nosotros no somos la suma de nuestras debilidades y nuestros fracasos; por el contrario, somos la suma del amor del Padre por nosotros y de nuestra real capacidad para convertirnos en imagen de su Hijo".
Casi al final de la conmovedora celebración eucarística, el Papa expresó su deseo de que "los compromisos que han tomado en estos días de fe y celebración les traigan abundantes frutos de dedicación y testimonio".
Tras agradecer especialmente a los obispos de la Conferencia Episcopal canadiense y al Comité Organizador, el Pontífice tuvo una palabra especial para los jóvenes de habla hispana, a quienes los exhortó a "responder generosamente al llamado del Señor. Dejen que su fe brille en el mundo, que sus acciones muestren su compromiso con el mensaje salvífico del Evangelio"
"Nunca pierdan de vista su herencia cristiana -concluyó-. Es ahí donde encontrarán la sabiduría y el coraje que necesitan para enfrentar los enormes desafíos morales y éticos de nuestros tiempos. Los confío a todos a la protección de Nuestra Señora de Jasna Góra".+
...No se desalienten por las culpas y las faltas de algunos de sus hijos- dijo hablando de la Iglesia reconociendo el daño provocado por algunos sacerdotes y religiosos a personas jóvenes o frágiles: "nos llena a todos de un profundo sentido de tristeza y vergüenza", pero añadió que pusiéramos nuestra atención "en la gran mayoría de sacerdotes y religiosos generosamente comprometidos con el único deseo de servir y hacer el bien".
"Si en lo profundo de sus corazón sienten el resonar de la llamada al sacerdocio o a la vida consagrada, no tengan miedo de seguir a Cristo en el camino de la Cruz -alentó-. En los momentos difíciles de la historia de la Iglesia, el deber de la santidad se hace todavía más urgente. Y la santidad no es una cuestión de edad".
Feliz por el espectáculo de color y alegría que veían sus ojos, valoró la juventud de los presentes y sostuvo que "el Papa está viejo y cansado", a lo que la multitud respondió, a modo de improvisado diálogo, con un grito insistente: "El Papa es joven, el Papa es joven".
Sin embargo, los interrumpió para aclarar: "El Papa todavía se identifica con sus expectativas y con sus esperanzas. Si bien he vivido entre muchas tinieblas, bajo duros regímenes totalitarios, he visto lo suficiente como para convencerme de manera inquebrantable de que ninguna dificultad, ningún miedo es tan grande como para poder sofocar completamente la esperanza que palpita siempre en el corazón de los jóvenes".
"¡No dejen que muera esa esperanza! -exclamó- ¡Arriesguen su vida por ella! Nosotros no somos la suma de nuestras debilidades y nuestros fracasos; por el contrario, somos la suma del amor del Padre por nosotros y de nuestra real capacidad para convertirnos en imagen de su Hijo".
Casi al final de la conmovedora celebración eucarística, el Papa expresó su deseo de que "los compromisos que han tomado en estos días de fe y celebración les traigan abundantes frutos de dedicación y testimonio".
Tras agradecer especialmente a los obispos de la Conferencia Episcopal canadiense y al Comité Organizador, el Pontífice tuvo una palabra especial para los jóvenes de habla hispana, a quienes los exhortó a "responder generosamente al llamado del Señor. Dejen que su fe brille en el mundo, que sus acciones muestren su compromiso con el mensaje salvífico del Evangelio"
"Nunca pierdan de vista su herencia cristiana -concluyó-. Es ahí donde encontrarán la sabiduría y el coraje que necesitan para enfrentar los enormes desafíos morales y éticos de nuestros tiempos. Los confío a todos a la protección de Nuestra Señora de Jasna Góra".+
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